Wonder Woman

Wonder Woman #3: Love is in the air

Wonder Woman / Cliff ChiangWonder Woman, divina novia a punto de casarse con Hades. Hera, cornuda enamorada en busca de venganza que restaure su dignidad. Zola, madre del futuro dios al que «quieren» todos. El amor está en el aire en la conclusión del primer (genial) arco argumental de Brian Azzarello de la amazona ante la que nos postramos con devoción.

 

El tándem Azzarello – Chiang ha construido la que sin duda es la serie más estimulante de todo el renovado universo DC… y del cómic en general. Una afirmación temeraria, vale, pero no se me ocurre otra colección que enganche de forma tan fulminante, salvo quizás Lobezno y la Patrulla-X, pero que con su atención centrada en el crossover marvelita ha perdido parte de su magia. Wonder Woman hunde sus raíces en la tragedia clásica. Tramas palaciegas cargadas de traiciones y engaños, las dosis suficientes de acción y unos carismáticos personajes son las señas de identidad de una serie que entusiasma tanto porque, en el fondo, no es un relato de superhéroes.

 

Si el resto de colecciones de la editorial han caído ya en los lugares comunes, Wonder Woman sigue marcando su propio rumbo. Si Diana siempre ha sido una heroína independiente, su colección lo es más. Su situación dentro del universo DC es un tanto peculiar pues aunque esté plenamente integrada en él a través de La Liga de la Justicia, en su colección parece vivir en otro mundo, no hay una sola referencia a sus compañeros de fatigas. Está más alejada «del mundo de los mortales» que los propios héroes del sello Vértigo. Porque invasiones alienígenas o psicópatas varios sueltos por la ciudad son problemas menores, minucias cuando lo que está en juego es el futuro del Olimpo.

 

Como comentaba al principio todo gira en torno al amor: a un marido, un hijo, una madre, a uno mismo… Aunque, como ha demostrado el guionista a lo largo de los números, este amor no tiene porque ser correspondido, puede llevarnos a cometer atrocidades y actuar de forma impulsiva. Y ya no tiene que ser solo un amor carnal o fraternal, puede ser amor hacia unos ideales o hacia el poder. Si analizamos fríamente las motivaciones de los actores de la historia nos daremos cuenta de que se mueven a causa de este sentimiento, bien desde una perspectiva sádica y perversa o bien desde la más desinteresada; pero ninguno está libre de esta pasión. Una circunstancia que da pie a situaciones que en otro contexto serían impensables (véase la foto que acompaña al texto un poco más abajo) o a la reformulación de algunos mitos que, aunque trágicos, esconden un perverso sentido del humor por parte de Brian Azzarello.

 

Los dioses que pululan entre las páginas de Wonder Woman están borrachos de emociones. Envidia, rabia, compasión, lealtad, soberbia… cualidades humanas viven con enorme intensidad… para desgracia de la princesa amazona, que se ve obligada a afrontar todo tipo de tribulaciones.

 

Wonder Woman

 

Uno de los aspectos más interesantes de la colección es la naturalidad con la que Azzarello va presentando a los nuevos personajes y como todos ellos tienen peso en la historia o tienen un rico trasfondo que aprovecha sus referentes mitológicos. Hasta ahora no nos hemos encontrado al Jimmy Olsen de turno que salvo contadas ocasiones solo sirve para rellenar viñetas o para justificar una acción del héroe. La resolución de este primer gran arco además depara muchísimas sorpresas, con cambios importantes para algunos de los personajes, lo que abre enormes posibilidades de cara al futuro de la serie. Lo que queda claro es que Wonder Woman es una colección a la que, de momento, le gusta arriesgar. Se olvida de los esquemas preestablecidos y va explorando diferentes para no bajar el alto nivel de exigencia que se han impuesto los mismos autores.

 

Si Tony Akins cogiera una baja y dejara los dibujos en solitario a Cliff Chiang, Wonder Woman sería la serie perfecta; pero la perfección es un ideal que ni los dioses parecen poder alcanzar. Nos toca vivir con ello y amar a Wonder Woman como la diosa que es, adorando incluso sus defectos.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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