De un tiempo a esta parte la franquicia arácnida está en plena ebullición. Eventos como Spider Island, la muerte de Peter Parker y la aparición de Miles Morales en el Universo Ultimate, la visión de Rick Remender sobre Veneno, la actual omnipresencia de Spiderman en lo largo y ancho de las series del Universo Marvel tradicional, el «nacimiento» de Alpha, el reboot cinematográfico de Marc Webb… la figura de nuestro trepamuros favorito está en proceso de cambio y cualquier idea es buena para hacer renacer al personaje, para reinventar a Spiderman y su entorno.
Esta nueva Araña Escarlata (salida directamente de las páginas de Spder-Island) viene a refrendar esta idea que tienen en Marvel de que el Spiderman que conocimos hace unos años se ha quedado desfasado y que se necesitan cambios, ampliar horizontes. De ahí esta serie que ya desde sus primeras páginas se muestra mucho más agresiva, con un protagonista más oscuro y melancólico y que integra a la perfección el escenario en que se mueve (Houston, Texas) para reflejar temas de candente actualidad como el drama de la inmigración ilegal en regiones fronterizas. El tono de la colección es más adulto, violento incluso, ha sido «nolanizado» (la primera aparición de Kaine sigue, incluso, un planteamiento muy similar a la de Batman en Batman Begins) según los estándares que parecen imperar en el mercado. Un hecho que da cierta libertad creativa a los artistas (Ryan Stegman, Neil Edwards y Khoi Pham), que nos ofrecen unas viñetas que rara vez vemos en la colección de Spiderman. Aunque claro, el referente es el referente, y el sentido del humor también hace aquí su acto de presencia. Más sutil y repartido entre el propio Kaine y su séquito de secundarios, pero tiene puntos realmente divertidos.
Todo esto ya es bastante indicativo de que Spiderman y Araña Escarlata son dos cosas distintas; no vamos a ver una versión sin edulcorar de las hazañas del Parker original, incluso sus poderes (aún guardando algunas similitudes como el poder trepar por las paredes) tienen notables diferencias. El situar la acción en Houston ha permitido a Christopher Yost (guionista de X-Force, entre otras) crear un entorno para su protagonista partiendo de cero, sin rendir cuentas a nadie ni verse limitado por la presencia de algún personaje en concreto. De esta forma, uno de los aspectos más interesantes de la colección radica en su reparto de secundarios, que conforman una peculiar familia para nuestro héroe arácnido; un contrapunto para las tramas superhumanas y un apoyo en las mismas cuando la fuerza no es suficiente.
Nos encontramos con un personaje que, muy al contrario de como lo quieren vender con frases tipo «todo el poder, nada de responsabilidad«, en todo momento es muy consciente momento de su naturaleza y de la forma en que debe actuar. Empieza como un hombre sin rumbo, con el único deseo de dejarlo todo atrás, rompiendo con su pasado. Pero este no le abandona nunca, se convierte en su particular complejo de culpabilidad (sentimiento que parece venir de familia) y obligado por las circunstancias (y por su conciencia) toma la determinación de proteger a aquellos que precisan su ayuda y a quienes le tienden una mano en su camino. El camino de redención que emprende es el que le lleva a asumir sus responsabilidades y, a diferencia de Spidey, Kaine acepta los errores del pasado, se enfrenta a ellos y sigue adelante. No se deja condicionar por lo que ha hecho en su vida anterior, sino por quien intenta ser ahora.
Esto le lleva, además, a tomar decisiones que Peter Parker nunca se habría planteado. La Araña Escarlata no se pone limitaciones, no tiene ningún reparo en hacer daño de verdad a sus enemigos, empuña armas y actúa sobre todo movido por la intuición y los instintos. Ambas series (esta y El Asombroso Spiderman) pueden verse como complementarias entre sí, lo que potenciaría el atractivo de cada una de ellas.
En un tomo bastante llamativo gracias a sus guiones, el punto donde más cojea es en apartado gráfico, en concreto en los dibujos de Khoi Pham. Este intenta mantener una cierta homogeneidad de estilo con Ryan Stegman (Neil Edwards dibuja solo un capítulo), pero la diferencia de calidad entre uno y otro es palpable. Aunque, en el fondo, se trata de un mal menor para una serie que promete dar mucho de que hablar en los próximos meses.
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